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Infartos: La principal causa de muerte en los adultos de San Luis

La vorágine del mundo actual y el ritmo de vida acelerado que lleva la gente, muchas veces, pasa factura. Aun así, en más de un caso, la persona no se imagina lo que está ocurriendo con su cuerpo. Algunas formas en las que un infarto se manifiesta son palpitaciones, náuseas, incluso dificultad para respirar. La edad de riesgo continúa descendiendo y llevar una vida sana sigue siendo el mejor remedio.

En San luis, más de un 30% de las víctimas de enfermedades cardiovasculares muere a causa de infarto.
Actualizada: 10/08/2016 13:31
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A diario se observan noticias que informan la muerte de alguien a causa de esta afección. En las últimas semanas se dieron a conocer los casos de un hombre y una mujer mayor que murieron de esta manera en la vía pública, en San Luis y Villa Mercedes, respectivamente. Y es que según las últimas estadísticas publicadas desde el Ministerio de Salud de la Provincia, las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en los adultos, siendo el infarto de miocardio la más común entre ellas.

Los médicos afirman que existe un universo de causas que pueden provocar un infarto. Los factores de riesgo más comunes para el desarrollo de una enfermedad cardiovascular son la edad avanzada, el colesterol elevado, diabetes, tabaquismo, hipertensión arterial, obesidad, sedentarismo, estrés emocional, abuso de sustancias tóxicas y antecedentes familiares de enfermedades coronarias.

“Cuanto más factores de riesgo posee un paciente, más riesgo tendrá de padecer enfermedad cardiovascular”, comentó el jefe de la Unidad Coronaria del Instituto Cardiovascular San Luis, doctor Diego Albisu.

En la provincia de San Luis, más de un 30% de las víctimas de enfermedades cardiovasculares muere a causa de un infarto.

El doctor Gustavo Farez Beder, miembro de la Federación Argentina de Cardiología, dijo “es la principal causa de muerte en el mundo occidental. Tanto los países del primer mundo como los más pobres presentan los mismos índices de mortalidad, salvo algunas excepciones”.

Un factor preocupante es que “la mitad de los pacientes que sufren infarto, mueren antes de llegar a recibir atención médica”, agregó.

Causa y efecto

Cada uno de los factores de riesgo se agudiza conforme pasa el tiempo. El ritmo de vida que lleva la gente hace que se disponga de menos tiempo y las largas jornadas de trabajo y estudio avalan el sedentarismo. La mayoría llega a su casa a descansar e interactuar a través de la computadora, el teléfono o tomar el control remoto de la televisión. Sólo una minoría es habitué de realizar ejercicio físico.

Con la alimentación ocurre lo mismo. El exceso de comida chatarra por falta de tiempo y la falta de ejercicio conlleva al sobrepeso y también a la obesidad generando un  aumento en los niveles de colesterol entre otras cosas.

Por otra parte, el estrés que sufre una gran parte de la población, el alto índice de fumadores y el consumo de drogas son factores de riesgo que van en aumento producto de las crisis modernas, la velocidad y la presión con la que se vive en la actualidad.

Otro dato interesante es el rango etario que alcanza a las víctimas. La edad de riesgo comienza a los 45 años para los hombres, siendo los más propensos a sufrir un infarto. En las mujeres la edad de riesgo comienza luego de los 65 años. Aun así, en la última década esta cifra comenzó a descender por causa de la presencia del tabaquismo a edades tempranas, sumado a otros factores de riesgo. El conocido caso de la joven catamarqueña que sufrió un infarto con sólo 30 años, en medio de un vuelo a Tailandia, son claros ejemplos de que las cosas no se están haciendo bien.

El testimonio de Juan, de 45 años, da cuenta de lo que ocurre en muchos otros casos: “Yo vivía bien, fumaba un atado de cigarrillos a la semana, tomaba una copita de vez en cuando, no me preocupaba de hacer ejercicio ni nada por el estilo. Tenía una vida más o menos sedentaria. También tenía la fea costumbre de fumar un cigarrillo en la cama, pese a que mi mujer me había pedido que lo dejara. Un día en una fiesta, bailando, comencé a sentir dolor en los brazos, sudoración y me puse mal”. Al día siguiente se acercó al hospital y luego de hacerse los exámenes correspondientes le comunicaron que había sufrido un infarto de miocardio originado por un problema de arritmia.

Prevenir antes que curar

Que la población conozca cuáles son los síntomas que se manifiestan en el cuerpo cuando se está desencadenando un infarto, puede ayudar a prevenirlos. Los más comunes son: angina de pecho, una presión o dolor en el pecho producido regularmente con la actividad física o después de consumir comidas pesadas; dolor en el cuello o mandíbula; dolor en el hombro o en el brazo; dificultad para respirar; debilidad física o mareos; palpitaciones; náuseas; sudoración o la falta de tolerancia al ejercicio. Pero, muchas veces, la víctima no se imagina lo que está ocurriendo, como en el caso de Juan, quien logró recuperarse y actualmente trabaja acompañando a pacientes que también sufrieron infartos.

“La posibilidad de que la persona muera antes de llegar a la consulta médica es del 10%, aun así, podría ser menor. En Argentina, si una persona está sufriendo los síntomas previos a un infarto, suele tardar, en promedio, hasta 6 horas en  buscar atención médica. Para ese entonces los daños causados suelen ser irreversibles”, sostuvo Farez. Asimismo, muchas víctimas no quedan con graves secuelas. Con los cuidados correspondientes sumado al avance de la medicina, es posible continuar haciendo una vida normal.

“Evitar los factores de riesgo modificables, obesidad, tabaquismo, sedentarismo, hábitos tóxicos; llevar una dieta equilibrada evitando el consumo excesivo de grasas animales, sal y azúcares y también realizar actividad física diaria, como caminar  media hora por día”, dijo Albisu, son algunos de los consejos que ayudan a evitar o prolongar el desencadenamiento de algunas de las enfermedades que derivan en un infarto.

Los infartos se ubican como una de las principales causas de muerte en San Luis, el país y el mundo. Llevar una vida saludable parece ser un consejo trillado o caer en un lugar común, pero es la única manera de evitar este tipo de enfermedad.

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